martes, 6 de diciembre de 2011

No sigas, ¡Di adiós!

"Say goodbay, ¡don't follow! the misery so hollow"

Sí, debo reconcoer que no soy más que un vestigio de lo que antaño llegué a ser. Soy residuo del sujeto sociable lleno de amigos; todo se ha vaciado y tan sólo queda una careta que se torna insostenible. Me cuesta reconocerme y darme cuenta cómo he cambiado. He crecido solo por el mundo, distanciado de las pocas personas que me han sabido comprender.

Estoy lleno de títulos nobiliarios tan inútiles, ineptos y simbólicos como los reyes españoles. Vivo de recuerdos gloriosos y soy feliz de eso, porque algún día tuve un buen amigo; un día que olvidaste.

Me cuesta sostener esta hipocresía, me duele seguir engañándome creyendo que nada ha pasado, cuando ya todo dejó de ser. Y es por esto que, he escogido por romper las caretas, quitar la dulce anestesia que me confieren, y despertar en un mundo genuinio, auténtico y real.

Ya viví el duelo de verme solo en el mundo, y por eso, prefiero vivir en soledad, pero en comunión, que inserto en el caótico ruido que tan sólo trae angustia.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Ruleta rusa


¿Quién cree tener el control sobre las cosas?

Ingenuos que juegan a ser Dios, necios que no se dan cuenta que la vida se nos escapa como agua entre los dedos...

La vida es una ruleta rusa que, gira constantemente; puede favorecerte y joderte. Un día estas en la cima, te sientes glorioso y capaz de menospreciar al otro. Estás feliz de lo que no te corresponde, de lo circunstancial que vives, ahí donde no hay méritos que valgan para sostener tu estancia... ¿A dónde se fue la humildad? Debiéramos agradecer que el río que fluye y fluye nos deje en buen cause...

Un día estás arriba y al otro estás abajo, y desde la miseria serás impotente... tan sólo es un hecho que confirma nuestra inferioridad.

Aplica humildad para aceptar lo favorable y lo adverso, posiciónate en el lugar que realmente te corresponde, no en aquel lugar en que quisiste quedarte, pero jamás podrás lograrlo. Date cuenta que eres parte del caudal.

Nada que me ponga más iracundo que los dioses de papel, que se vanaglorian de su circunstancialidad. Ríete mientras puedas, que el porrazo será más fuerte.

sábado, 8 de octubre de 2011

Huele a azufre...

“Podrán decir que soy un soñador, pero no soy el único
y espero que algún día, se unan a nosotros”
(John Lennon)

Hoy en día, todo lo que nos rodea es desechable; partiendo desde el sistema económico hasta las relaciones interpersonales. Si quieres comprar la última blackberry, pero no tienes dinero, vas con tu tarjeta de crédito y te endeudas por tres años para así obtener tu aparatito. Lo mismo sucede en las relaciones humanas; si quieres algún amigo, te metes al internet y ¡listo!, tienes con quien conversar. Las cosas fáciles vienen, tienes todas las herramientas para obtenerlas, pero así mismo, fáciles se van. Si bien este sistema social, económico y político ha traído significativos progresos para el bien común, no ha sabido suplir las reales necesidades humanas. Lo material prima por sobre lo emocional y… no dejamos de sentir que algo nos falta, pedimos a gritos consistencia, pero no material, sino referente a sentimientos.

Todo se ha tornado desechable, nuestras decisiones tienen un carácter mercantil, decidimos a diestras y siniestras sobre las cosas como si se trata de un producto del retail. Ponemos nuestro empeño en una búsqueda ciega y desesperada, cuyo objeto del deseo se halla en un futuro incierto y azaroso, no obstante, no somos capaces de cuidar lo que ya tenemos, tal, ¿para qué?, si tenemos la ilusión que un futuro nos proveerá.

Antaño existían cuentos sobre caballeros hidalgos en búsqueda de sus doncellas, luchando contra viento y marea, atravesando los siete océanos para llegar a donde se encontraba su amada. Peleaban contra dragones y criaturas fabulosas. Hoy por hoy, si algo te cuesta, pones un “delete” en MSN y un “eliminar amigos” de Facebook y ¡ya está!, das vuelta la página, entras nuevamente al chat, coges el catálogo y te pones a buscar tu “alma perdida” en el ciber mundo. Si bien pelear contra dragones, hipogrifos y centauros son irrealidades y fantasías que siempre se supo que lo eran, ahora vivimos en una ilusión que, francamente no sé si es igual o más descabellada que lo ya mencionado. Hablo de la ilusión de felicidad más putrefacta y vacía que vivimos. Una dicha sustentada en superficialidades y apariencias, en donde, todo lo que conseguimos para lograrla fue en base a decisiones de tipo mercado con un “me gusta” y un “no me gusta”… ¿Dónde quedó nuestra hidalguía para conseguir nuestros objetivos? ¿Dónde está la yaga que refleja el esfuerzo que hicimos para obtener lo que tenemos y el valor que le otorgamos? Si bien es cierto, todo tiene un precio y un valor, pero no es aquel valor que nos hace querer lo que conseguimos. Nuestra realidad es un ensueño de papel; algo frágil y fácil de desarmar. Es inconsistente y todo esto, no es más que el producto de un alma desgarrada que pide a gritos algo de qué sustentarse, y que, en su desesperación construye quimeras placenteras, pero de corta duración. Estamos tan insertos en este mundo de la redcompra y el latinchat que, no nos damos cuenta en el círculo vicioso en el que hemos caído, y en el que, con cada vuelta que da, nuestra alma agoniza más y más, y vamos perdiendo pasión y amor, y la superficialidad va ganando espacios e intentando apagar aquella cálida flama que es como combustible para motores.

lunes, 17 de enero de 2011

En la Soledad del Campo.

"En la soledad del campo, me puse a llorar mis penas"


En el desencanto de las cosas me encuentro, en la desilusión de haber creído tener amigos con los cuales me sentía pleno, en la desilusión de pensar que el amor cada vez parece más distante a mí. Con la angustia de sentir aquel vacío que dejó el esfumo de mis fantasías. Sentir perder a quien te comprende o que te hizo sentir así. La triste historia del miedo, de aquello que no te permite estar junto a mí.

Ahora me depara una laboriosa hazaña: la de emprender mi camino solo. En cierto modo empezaré desde cero. Me queda el consuelo que no es del todo negativo el panorama pues sé que encontraré nuevas emociones en mi vida. También, y, sin desmerecer, sé que me rodeo de más personas, pero no bastan... no bastan para estar tranquilo.

Y esa maldita cualidad mía de ser tan detallista, tan intuitivo e intentar hallar una razón causal para todo movimiento que percibo, me hace daño; sólo me ha traído perjuicios. Tengo una última intuición y es que, pienso que, es mejor vivir sin tanta intuición, sin pre-ocuparse demasiado, sin entender mucho.

A afrontar los hechos con calma, serenidad, sin desesperar; pero con la espina clavada en que se tornan los recuerdos.